Dánao era
hijo del rey Belo y de Anquínoe. Su hermano mellizo se llamaba
Egipto. Egipto tuvo cincuenta hijos con
distintas madres y Dánao cincuenta hijas también con distintas madres. A las
hijas de Dánao se las conoce como las Danaides. A la muerte de Belo hubo
disputas entre Dánao y Egipto por la herencia. Egipto, como gesto conciliador,
propuso casar sus cincuenta hijos con las Danaides, pero Dánao desconfió. Un
oráculo le reveló que Egipto planaeaba el asesinato de todas sus
hijas, entonces huyó con ellas tal vez de Libia, que le correspondía como herencia por la voluntad de su padre.
Con la ayuda de Atenea, Dánao construyó un barco para sus cincuenta hijas, con cincuenta bancos de remeros; el primero de doble proa. Partió con sus hijas a Grecia. Hicieron escala en la isla de Rodas, donde las Danaides
construyeron un templo en honor a Atenea. En ese templo Dánao dedicó una
imagen a la diosa. En Rodas murieron tres Danaides: Lindo, Yáliso y Camiro.
Ya en
Grecia, Dánao desembarcó cerca de Lerna donde anunció que era voluntad de los
dioses que él fuera rey de Argos. Gelanor, el rey de Argos, rió de esa absurda
pretensión, pero sus súbditos decidieron discutirla. Sin duda la pretensión no
habría prosperado, aún considerando el dicho de Dánao de que lo apoyaba Atenea,
si a punto de establecer el debate crucial, con Dánae frente a Gelanor, un lobo no hubiera bajado de una colina, atacado una manada de vaca y matado
al toro. Los participantes del debate quedaron impresionados por la analogía entre lo que acababa de pasar y la situación que debatían. Pensaron en Dánao, llegado en soledad, como el lobo, y a Gelanor como el toro. Tal vez temieron que si no aceptaban a Dánao como rey, conseguiría el trono de todos modos por la fuerza. ¡Y lo eligieron rey!
Dánao interpretó
que el lobo era Apolo y dedicó un santuario a Apolo Lobuno. Llegó a convertirse
en un monarca muy poderoso, tanto que todos los habitantes de una extensa área, los pelasgos, comenzaron a llamarse a sí mismos dánaos.
La
Argólide, o sea la región dependiente de la ciudad Argos, padecía una gran
sequía cuando Dánao llegó, resultado de la disputa entre Poseidón y Hera por la posesión de la región. Finalmente fue concedida a Hera y Poseidón se vengó provocando una gran sequía. Dánao instruyó a las
Danaides para buscar agua y les dijo que trataran de aplacar la furia de Poseidón por
todos los medios. La Danaide Aminone iba detrás de un ciervo en Lerna cuando un sátiro despertó y quiso violarla. Aminone invocó la protección
de Poseidón, que súbitamente apareció y lanzó su tridente al sátiro. Este huyó,
y el tridente se clavó en una roca, abriendo tres pequeñas perforaciones.
Poseidón yació con Aminone, y cuando ella le contó cuál era la misión que debía
cumplir, el dios le indicó que retirara el tridente de la roca, y de los tres agujeros
comenzó a manar agua. A partir de ese manantial, llamado Aminone, se formó el
río Lerna, que es un río que tiene agua tanto en invierno como en verano.
Egipto, el
hermano de Dánao, envió entonces a sus hijos a Argos, con la orden de no
regresar hasta tanto no hubieran castigado a Dánao y a toda su familia. Los muchachos fueron y
le suplicaron a Dánao que les permitiese casarse con sus hijas. Su intención
secreta era asesinarlas. Dánao se negó, entonces sitiaron la ciudad. Sin agua estaba claro que no podría resistir por mucho tiempo, entonces Dánao les hizo saber a sus sobrinos que si levantaban el
sitio, permitiría la boca múltiple. Pero en secreto ordenó a sus hijas que la
noche de bodas asesinaran a sus maridos con una alfiler que las Danaides
esconderían en el pelo, y que deberían clavarles en el corazón. En otra versión las armas son dagas.
Las parejas
se formaron, en algunos casos tratando de equiparar la condición social de las
madres de los contrayentes, en otros eligiendo los novios según su nombre
- Clite con Clito, Esténele con Esténelo -, pero en un mayoría al azar
utilizando para eso un yelmo. Durante la fiesta Dánao les dio a sus hijas los
alfileres. Sólo una de ellas no asesinó a su marido. La Danaide Hipermestra,
que permitió que Licio escapara porque él no trató de acostarse con ella. Dánao
con posterioridad la juzgó ante un tribunal, que de condenarla podría haberla mandado ejecutar, pero fue perdonada.
Las cabezas
de los hijos de Egipto fueron enterradas en Lerna, que tiempo después sería
territorio de la hidra de Lerna, animal con muchas cabezas (en alguna versión
cincuenta), que mataría Heracles con la ayuda de su sobrino Yolao.
Egipto, que
había viajado a Grecia, al conocer el destino de sus hijos, huyó.
Linceo e
Hipermestra volvieron unirse. Dánao quiso entonces casar a sus otras hijas.
Para eso organizó una carrera. El ganador podría elegir esposa primero, el segundo la elegiría en segundo término y así. Hubo pocos
participantes existiendo en general temor de casarse con asesinas, pero pasada
la noche de bodas, al comprobarse que los flamantes maridos todavía vivían, se
presentó un número importante de pretendientes para reeditar la carrera.
Linceo mató
a Dánao y reinó en Argos, y habría matado a todas las Danaides, asesinas de sus
hermanos, de no ser por la oposición de los habitantes de la ciudad. En otra versión Linceo mató a todas las Danaides.
En en vida las Danaides solucionaron, al menos en parte, la sequía de Argos, consiguiendo el favor de Poseidón y encontrando pozos de agua. En el infierno, en castigo por el asesinato de sus maridos, las Danaides deben llenar con agua eternamente unos toneles sin fondo, o con fondo pero deben transportar el agua hasta allí en recipientes con agujeros.
Fuentes:
Robert Graves, Los mitos griegos.
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana.