Guarda griega

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domingo, 15 de diciembre de 2013

Belerofonte y las olas de Poseidón



Belerofonte era hijo del dios Poseidón, pero su padre humano era Glauco, que a su vez había sido hijo de Sísifo, y su madre era Eurímede. Se cuenta que mató accidentalmente a un hombre, según algunas versiones su hermano, según otras alguien llamado Belero, lo que ofrece una etimilogía de su propio nombre. Huyó de Corinto y se refugió como suplicante en Tirinto, donde gobernaba el rey Preto. Pero Antea, esposa de Preto, con sólo verlo se enamoró de él. Como Belerofonte no aceptó sus requerimientos, Antea le dijo a Preto que Belerofonte había tratado de violarla. El rey no se atrevió a mandar matar a Belerofonte, pero lo despachó con una carta a Yóbates, rey  de Licia, padre de Antea, donde le escribía que Belerofonte había tratado de violar a su hija y le pedía que lo matase. Yóbates tampoco quiso usar con Belerofonte la violencia. En cambio, después de agasajarlo en su palacio durante nueve días, le pidió que lo librara de un monstruo llamado Quimera. Un monstruo que lanzaba fuego por la boca y a quien se creía que no se podía vencer. Siguiendo aquí a a Homero, este tenía cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón, pero Robin Hard dice que en representaciones posteriores se lo muestra como un león con cola de serpiente, a quien le sale una cabeza de cabra del centro de su lomo. Quimera asolaba Licia atacando los rebaños. Yóbates calculaba que solo contra ese monstruo Belerofonte perecería, pero no fue así. Antes de entrar en acción Belerofonte consultó al adivino Poliido, que le aconsejó conseguir primero el caballo alado Pegaso, hijo de Medusa. Belerofonte no encontró a Pegaso donde le había indicado el adivino, pero sí bebiendo agua en la Acrópolis de Corinto.  Logró dominarlo y atacó a Quimera desde el cielo, montado en Pegaso, a la que mató con sus flechas y metiéndole un pedazo de plomo en la boca, que se derritió con el fuego que el monstruo lanzaba, y le abrasó las vísceras. Yóbates, en lugar de recompensar al joven por los servicios que le había prestado, lo mandó entonces a pelear contra los sólimos, pueblo muy violento y agresivo vecino de Licia, al que Belerofonte venció. Entonces Yóbates lo envió a pelear contra las Amazonas, a las que masacró, siempre con la ayuda de Pegaso. Finalmente Yóbates ordenó a los guardias del palacio que tendieran una emboscada y matasen a Belerofonte. Pero Belerofonte suplicó a su padre Poseidón que inundase la llanura de Janto. Y Poseidón lo escuchó. Así, a medida que Belerofonte avanzaba hacia el palacio de Yóbates, enormes olas le seguían sin adelantársele. Como no atendía a las súplicas de los asustados hombres de Janto, las mujeres jantias salieron a su encuentro levantándose las polleras por encima de su cintura, para tratar de aplacarlo ofreciéndoseles. Y como Belerofonte era un hombre pudoroso, al verlas en esa circunstancia se dio vuelta y echó a correr, con lo que las olas también fueron retirándose. Convencido de la falsedad de la acusación de que Belerofonte había sido objeto por su yerno Preto, Yóbates le mostró la carta y le exigió que le contase la verdad, y al conocerla le pidió perdón y en recompensa o reparación le dio la mano de su hija Filónoe, y lo nombró su sucesor en el reino. Pasó el tiempo, Belerofonte tuvo con la hija de Yóbates dos hijos, Isandro e Hipóloco, y una hija, Laodamia. Y en su momento más glorioso, cuando todo parecía sonreirle, Belerofonte montó a Pegaso y quiso llegar al Olimpo, la morada de los dioses, pero Zeus castigó ese presuntuoso intento enviando un tábano que picó a Pegaso por debajo de la cola, y el caballo alado dejó caer a Belerofonte sobre una planta espinosa. Dice Robert Graves: "Pegaso completó su vuelo al Olimpo, donde Zeus lo utiliza ahora como bestia de carga para sus rayos; y Belerofonte, que había caído en un seto de espinos, quedó vagando por la tierra cojo, ciego, solo y maldito, evitando siempre los caminos de los hombres, hasta que la muerte se lo llevó."

Fuentes:
Robert Graves: "Los mitos griegos". Editorial Gredos
Pierre Grimal: "Diccionario de mitología griega y romana". Editorial Paidós
Robin Hard: "El gran libro de la mitología griega". Editorial La Esfera de los Libros



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