Guarda griega

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viernes, 17 de enero de 2014

La indescriptible tristeza de Hécuba

Hécuba fue la segunda mujer de Príamo, rey de Troya. Después que los griegos mataran a su marido y a muchos de sus hijos: Héctor, Paris, Deífobo, Polites, Polidoro, después que sacrificaron a su hija Políxena y se llevaran a su hija Casandra, y de que destruyeran su ciudad, fue dada como esclava a Odiseo, que se la llevó con él a Tracia. Como no soportaron las maldiciones, los insultos y los discursos y quejas en contra de los griegos, por su brutalidad y arbitrariedades, la mataron. Dicen que su alma adoptó la forma de unas de las horribles perras negras que siguen a la diosa Hécate, que preside la magia y los hechizos, y que nadó hasta el Helesponto, cerca de Troya. Esa es la razón por la que al lugar donde se halla sepultada lo llaman "La tumba de la perra negra".

Se cuenta también que después de que su hija Políxena fue sacrificada para cumplir la voluntad de Aquiles, que la había amado, Hécuba encontró el cadáver de su hijo Polidoro en la orilla del mar. La crianza de Polidoro había sido confiada al rey del Quersoneso tracio Polimestor, marido de Ilíone. Ilíone era hermana de Hécuba, y Príamo y Hécuba habían mandado a su hijo allí por seguridad. Cuando Hécuba encontró el cadáver de Polidoro en la orilla supo, o lo averiguó después, que Polimestor había faltado a su obligación y lo había matado para quedarse con el oro que Príamo le había dado para costear la crianza. Entonces simulando ignorar ese asesinato, Hécuba llamó a Polimestor para confiarle el lugar secreto de las ruinas de Troya donde se encontraba un tesoro, que los griegos aún no habían encontrado. Cuando Polimestor se le acercó con sus dos hijos, Hécuba mató a los niños con una daga que sacó de su pecho, y a Polimestor le sacó los ojos (en otra versión son las cautivas troyanas quienes matan los hijos de Polimestor). Agamenón perdonó el triple crimen en consideración a los padecimientos de Hécuba, pero los nobles tracios la atacaron con flechas y piedras. Pero Hécuba se transformó en una perra negra llamada Mera, y empezó a correr para aquí y para allá aullando tan tristemente, que los nobles se retiraron confusos.


Según otra versión, después que Hécuba le sacó los ojos a Polimestor, los griegos la lapidaron, pero cuando fueron a buscar el cadáver, debajo del montón de piedra no encontraron al cuerpo sin vida de una mujer anciana, sino el de una perra con ojos de fuego. 

Fuentes:
Robert Graves: Los mitos griegos
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana





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