Altámenes,
hijo de Catreo, abandonó su Creta natal y se fue a vivir a la isla de Rodas. Subió
al monto Atabirion, que es la elevación más alta de Rodas, y miró desde allí las
islas cercanas, en particular a Creta. Pensó en los dioses y decidió levantar
un altar a Zeus, que rodeó de toros de bronce. Cuando un peligro amenazaba Rodas, los toros de bronce bramaban con fuerza.
Fuente:
Robert Graves: Los mitos griegos
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