Guarda griega

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sábado, 4 de enero de 2014

Filoctetes, y el arco y las flechas de Heracles

Cuando Heracles agonizaba le pidió a su hijo Hilo que lo llevara a la elevación más alta del monte Eta, en Traquis, donde su ejército debía formar una pira de troncos y ramas para que Heracles fuera allí quemado. La pira fue formada, Heracles se acostó en ella, pero nadie del ejército se atrevía a encenderla. Sólo lo hizo Filoctetes, hijo de Peante, un pastor eolio que por allí pasaba. En agradecimiento Heracles regaló a Filoctetes su arco, flechas y aljaba. Pero Heracles le pidió a Filoctetes no decirle nunca a nadie el lugar donde había muerto y Filoctetes juró no hacerlo, sin embargo tiempo después, acosado por las preguntas al respecto, si bien no lo comunicó con palabras, golpeó repetidamente la cima del monte Eta con un pie, lo que se debe interpretar como que rompió su promesa.

Existen al menos dos versiones acerca del castigo que recibió Filoctetes. Una dice que Hera lo castigó por haber sido amable con Heracles y haber prendido la pira cuando él ya deseaba morir y ningún otro quería hacerlo. Entonces Hera decidió hacerlo morder por una víbora. La otra versión cuenta que fue mordido por una víbora en el pie como castigo por no haber guardado la promesa dada a Heracles de no revelar el lugar donde había muerto.

Esta segunda línea del mito se desarrolla así. Filoctetes fue uno de los pretendientes de Helena, que finalmente fue conseguida por Menelao y raptada por el troyano Paris. Y como tal se unió a los contingentes griegos que lucharon contra Troya para rescatarla. Cuando los griegos partieron de Áulide para dar comienzo a las hostilidades, Filoctetes comandaba siete barcos y cincuenta arqueros. Pero no llegó a Troya. En una escala en la isla Ténedos fue mordido en un pie por una serpiente. Dicen que la herida hedía horriblemente y Odiseo convenció a los otros jefes para dejarlo en la isla Lemnos, donde Filoctetes vivió completamente solo durante diez años, con la herida que no terminaba de curarse, alimentándose de las aves que mataba con las flechas de Heracles.

También existe una versión del mito que sostiene que Filoctetes se hirió el pie a sí mismo, al caérsele de la aljaba una flecha de Heracles. Hay que recordar que las flechas de Heracles habían sido bañadas en la venenosa sangre de la hidra de Lerna y eran mortales o abrían heridas incurables.

También se dice que Filoctetes no fue abandonado por los griegos en la isla de Lemnos debido al hedor que despedía la herida de su pie, sino por los terribles gritos que daba, que impedían realizar sacrificios a los dioses, y que quien principalmente impulsó la idea de abandonarlo en la isla fue Odiseo, si bien la decisión  la tomó Agamenón en nombre de todo el ejército.

Diez años después de haberse iniciado la guerra de Troya, la ciudad situada no caía. Los griegos capturaron a Heleno, hermano de Casandra, hijo de Príamo, que tenía el don profético como su hermana. Heleno les reveló que su ciudad no caería, entre otras cosas, hasta tanto los griegos no utilizaran en la guerra las flechas de Heracles, quien ya una vez, con esas flechas, se había apoderado de Troya. Entonces el ejército envió a Odiseo a Lemnos, tal vez con otros, como embajador, para convencer a Filoctetes para que los acompañara a Troya. Los argumentos con que trataron de convencerlo fueron varios. Patriotismo. Prometerle al herido del pie la curación de su mal al ser tratado por los médicos del ejército, que eran los hijos del gran médico Asclepio. Filoctetes no cedía, pero finalmente accedió. Su pie fue curado y participó de los últimos momentos de la guerra.

Para curar el pie de Filoctetes se dice que Apolo lo sumió en un profundo sueño, mientras Macaón, hijo de Asclepio, cortaba la carne muerta con un cuchillo, lavaba la herida con vino y le aplicaba una planta secreta que Asclepio había recibido del centauro Quirón.

Se dice que Filoctetes mató con sus flechas a Paris, el hijo de Príamo que había raptado a Helena. Que de algún modo había sido su rival por el amor de ella.

A su regreso de Troya, según algunas versiones, fundó ciudades en el sur de Italia, donde consagró a Apolo las flechas de Heracles.

Fuentes:
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana
Robert Graves: Los mitos griegos


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