Deméter, la
diosa de la tierra cultivada, principalmente diosa del trigo, tuvo una hija con
Zeus llamada Perséfone. De niña Perséfone vivió en compañía de las ninfas y
las otras hijas de Zeus: Atenea y Ártemis. Vivía así, sin pensar mucho en el matrimonio, cuando
su tío Hades, el dios del mundo de los muertos, la vio y se enamoró de ella. Le pidió a
Zeus su mano para casarse, y Zeus se sintió entre la espada y la
pared. No quería negarle a su hermano mayor la petición, pero tampoco
quería enemistarse con su hermana Deméter, madre de Perséfone, porque sabía que no aceptaría que su hija pasara la vida en el mundo de los muertos.
Entonces Zeus le dijo a Hades que no podía dar el consentimiento para ese
matrimonio, pero tampoco desautorizarlo. Esto convenció a Hades de que
podía raptar a Perséfone, y así lo hizo. En general
se da como lugar del rapto la pradera de Enna, en Sicilia, aunque también se
mencionan otros lugares, entre ellos Arcadia, al pie del monte Cileno, donde se
hallaba una entrada a los infiernos. Mientras Perséfone recogía un
narciso o un lirio del suelo, se abrió la tierra, apareció Hades y se la llevó.
Al ser arrastrada por Hades al mundo de
los muertos Perséfone dio un grito.
Deméter
buscó a su hija durante nueve días y nueve noches. La buscó en ese tiempo a través de todo el mundo
conocido. La buscó con total entrega, sin comer ni beber, sin bañarse ni
cambiarse de vestido. Al décimo día encontró a Hécate,
que había escuchado el grito de Perséfone, pero no había podido identificar al raptor porque las
sombras enmascaraban su cara. Ambas fueron entonces a ver a Helio, el sol, que todo lo ve desde su carro en el que cruza los cielos. El les reveló que había sido Hades quien había raptado a Perséfone con la complicidad de Zeus.
Enojada Deméter, decidió no volver al Olimpo. Para no ser reconocida, se transformó en una vieja y se fue a Eleusis, cerca de Atenas. Se sentó en una piedra que a partir de entonces tomó el nombre de "piedra sin alegría". Marchó al palacio del rey Céleo y su esposa Metanira. El matrimonio tenía cinco hijos, uno recién nacido llamado Demofonte. Allí Deméter fue tomada como nodriza de Demofonte. Para agradecer la hospitalidad recibida decidió otorgar a Demofonte la inmortalidad. Mientras estaba quemando la parte mortal del niño, Metanira, sin saber qué pasaba en la habitación donde el niño estaba con su nodriza, entró inesperadamente interrumpiendo así el hechizo y ocasionando la muerte de su hijo (1). Entonces la diosa dejó de lado su disfraz y recuperó su forma originaria.
Robert Graves cuenta que uno de los hijos de Céleo y Metanira llamado Euboleo, que se dedicaba a cuidar cerdos (2) contó que una vez, mientras los animales pacían, de pronto se había abierto la tierra y se había tragado a los cerdos (3). Acto seguido Euboleo había escuchado el fuerte golpeteo de los cascos de unos caballos negros que tiraban de un carro, que entró en esa grieta y desapareció. En el carro viajaba un hombre cuyo rostro era invisible, que sujetaba con su brazo derecho a una muchacha que gritaba.
Mientras Deméter permaneció en Eleusis, con Céleo, Metanira y sus hijos, interrumpió la función que cumplía en la tierra, que permitía el crecimiento de las hierbas y el crecimiento y maduración de los frutos de los árboles, colocando así a la humanidad en peligro de extinción y rompiendo el orden natural. Zeus le envió a Deméter una mensajera tratando de reconciliarse con ella, y como su iniciativa no tuvo efecto, envió a una delegación de dioses del Olimpo con regalos para que Deméter depusiera su actitud. Ella no cedió y los campos y bosques continuaron sin producir hierba ni frutos. Entonces Zeus envió a Hermes al mundo subterráneo, para pedirle a Hades que la devolviera, que no tenían alternativa. Pero eso no fue posible porque Perséfone había quebrantado el ayuno que había mantenido todo el tiempo que había estado en el infierno, cuando comió un grano de granada, y estaba establecido que quien comiera "la comida de los muertos", ya no podría volver al mundo de los vivos.
Enojada Deméter, decidió no volver al Olimpo. Para no ser reconocida, se transformó en una vieja y se fue a Eleusis, cerca de Atenas. Se sentó en una piedra que a partir de entonces tomó el nombre de "piedra sin alegría". Marchó al palacio del rey Céleo y su esposa Metanira. El matrimonio tenía cinco hijos, uno recién nacido llamado Demofonte. Allí Deméter fue tomada como nodriza de Demofonte. Para agradecer la hospitalidad recibida decidió otorgar a Demofonte la inmortalidad. Mientras estaba quemando la parte mortal del niño, Metanira, sin saber qué pasaba en la habitación donde el niño estaba con su nodriza, entró inesperadamente interrumpiendo así el hechizo y ocasionando la muerte de su hijo (1). Entonces la diosa dejó de lado su disfraz y recuperó su forma originaria.
Robert Graves cuenta que uno de los hijos de Céleo y Metanira llamado Euboleo, que se dedicaba a cuidar cerdos (2) contó que una vez, mientras los animales pacían, de pronto se había abierto la tierra y se había tragado a los cerdos (3). Acto seguido Euboleo había escuchado el fuerte golpeteo de los cascos de unos caballos negros que tiraban de un carro, que entró en esa grieta y desapareció. En el carro viajaba un hombre cuyo rostro era invisible, que sujetaba con su brazo derecho a una muchacha que gritaba.
Mientras Deméter permaneció en Eleusis, con Céleo, Metanira y sus hijos, interrumpió la función que cumplía en la tierra, que permitía el crecimiento de las hierbas y el crecimiento y maduración de los frutos de los árboles, colocando así a la humanidad en peligro de extinción y rompiendo el orden natural. Zeus le envió a Deméter una mensajera tratando de reconciliarse con ella, y como su iniciativa no tuvo efecto, envió a una delegación de dioses del Olimpo con regalos para que Deméter depusiera su actitud. Ella no cedió y los campos y bosques continuaron sin producir hierba ni frutos. Entonces Zeus envió a Hermes al mundo subterráneo, para pedirle a Hades que la devolviera, que no tenían alternativa. Pero eso no fue posible porque Perséfone había quebrantado el ayuno que había mantenido todo el tiempo que había estado en el infierno, cuando comió un grano de granada, y estaba establecido que quien comiera "la comida de los muertos", ya no podría volver al mundo de los vivos.
Un subordinado de Hades llamado Ascálafo la vio comerlo y le avisó a su señor, asegurándole
que él daría testimonio de lo que había visto cuando fuera necesario. Deméter lo castigó por chismoso arrojándolo a un pozo sobre el que colocó una
roca muy pesada, donde Ascálafo estuvo hasta que Heracles bajó a los infiernos
y lo liberó, pero entonces quedó convertido en lechuza.
Finalmente
Zeus logró un acuerdo y una solución. Perséfone pasaría parte del año con su madre, en el mundo
terrestre, y parte del tiempo con Hades, en el mundo de los muertos. La
proporción varía según los autores. Entre tres y seis meses en el mundo
terrestre. Deméter depuso su actitud y volvió al Olimpo. La naturaleza volvió a ser fecunda. Pero el rapto de Perséfone y su permanencia en el infierno una parte del año no fueron inocuos para el mundo. Cuando Perséfone deja el infierno para reunirse con su madre
en la tierra germinan los tallos y se inicia la primavera, y cuando
permanece alejada de su madre como la reina del infierno, la tierra es estéril y estamos en invierno.
Antes de volver al Olimpo, Deméter instituyó su culto y los misterios eleusinos (de Eleusis) nombrando como sus sacerdotes a Céleo, dos
de sus hijos y al rey de Feras. A Triptólemo, hijo mayor de Céleo, además le dio grano para sembrar, un arado y un carro tirado por serpientes aladas y
lo envió por el mundo a enseñar a los hombres la agricultura y a sembrar granos
de trigo por doquier. Existen algunas historias de Triptólemo y lo que le sucedió mientras cumplía esa misión.
Según Robin Hard, Perséfone es un ser ambivalente, diosa de los muertos y simultáneamente hija de la diosa de la fecundidad de la tierra. Aunque en los dos casos, agrego yo, es una diosa vinculada con lo que se cultiva y se entierra.
Según Robin Hard, Perséfone es un ser ambivalente, diosa de los muertos y simultáneamente hija de la diosa de la fecundidad de la tierra. Aunque en los dos casos, agrego yo, es una diosa vinculada con lo que se cultiva y se entierra.
Notas del
autor del blog:
(1) Deméter sufre mucho por la pérdida de su hija, pero no demuestra gran compasión por el sufrimiento de Metanira debido a la muerte de Demofonte.
(2) Los reyes griegos de aquella época y sus hijos, los príncipes, araban la tierra, cuidaban el ganado, se ocupaban de sus cerdos.
(2) Los reyes griegos de aquella época y sus hijos, los príncipes, araban la tierra, cuidaban el ganado, se ocupaban de sus cerdos.
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