"Periandro...al decir de los corintios (y con ellos coinciden los lesbios), en el curso de su vida fue testigo de un extraordinario portento: la llegada al Ténaro, a lomos de un delfín, de Arión de Metimna, que era un citaredo..."
Herodoto - Historia - Biblioteca Gredos
Arión era un músico de la isla de Lesbos. Era un citaredo, o sea un artista que cantaba acompañándose de la cítara. Según Herodoto, Arión era muy bueno en su arte. Un citaredo sin par entre los de su época. Formaba parte de la corte de Periandro, tirano de Corinto. En una ocasión decidió viajar a Sicilia e Italia. Sicilia entonces formaba parte de la Magna Grecia. Quería mostrar allí su talento y de ese modo aumentar su fama y ganar dinero. Viajó, recorrió distintos lugares, cantó. Y cuando consiguió suficiente dinero y regalos debido a sus actuaciones, y consideró cumplido su propósito, decidió regresar a Corinto. Como no se fiaba de nadie más que de los corintios, fletó un barco de ese origen. Pero los tripulantes que viajaban con él se conjuraron para robarle lo que había ganado con sus actuaciones y asesinarlo. Herodoto narra esta historia sin recurrir a lo sobrenatural, pero existe su versión mitológica, de la que ofrece una versión Pierre Grimal. Este cuenta que entonces Apolo se le apareció en sueños vestido como ejecutante de cítara, y le advirtió del peligro que lo acechaba, prometiéndole su ayuda. Ya en alta mar, tal como habían planeado, los marinos quisieron tirarlo por la borda para quedarse con su dinero. Arión ofreció regalarles todas sus riquezas a condición de que lo dejaran con vida. Pero los marineros no aceptaron. Le propusieron que se suicidara, para que ellos lo llevaran a tierra y fuera sepultado, de lo contrario lo arrojarían al mar. Entonces Arión pidió como último deseo que le dejaran cantar una canción. Cuando la terminase se suicidaría. Ese pedido le fue concedido. A los tripulantes del barco los deleitó la perspectiva de escuchar al mejor citaredo de su época. Arión se vistió con su mejor ropa, fue al puente del barco y cantó un himno litúrgico consagrado a Apolo. Y al terminar el himno se arrojó al mar, tal como estaba vestido. Cuenta Grimal que al escuchar el sonido de su voz acudieron los delfines, que son los animales favoritos de Apolo (según la versión que da Herodoto, sólo un delfín). Uno de ellos se dejó montar por él, y lo llevó en su lomo hasta el cabo Ténaro.Ya en tierra, Arión realizó un sacrificio en honor de Apolo y regresó a Corinto, donde contó su peripecia al tirano Periandro. Este, según Herodoto, no le creyó y lo mantuvo bajo vigilancia sin permitirle ausentarse hasta que la nave, que Arión había contratado, llegó al puerto. Periandro los mandó llamar y le preguntó a los marinos por Arión. ¿Dónde estaba? ¿Qué le había pasado? Le dijeron que estaba muy bien, en Italia. Lo habían dejado en Tarento. Entonces acudió a la estancia donde se hallaba reunidos Periandro y los marineros, Arión. Fue vestido con las mismas prendas con que se había lanzado del barco. Así los marineros no pudieron negar su culpabilidad. Según cuenta Pierre Grimal los marinos fueron condenados a muerte, siendo crucificados, aunque según otra versión fueron empalados.
Fuentes:
Herodoto - Historia, I 23, 24
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana
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