Guarda griega

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miércoles, 22 de julio de 2015

Dionisio y la transformación de los piratas en delfines

El mito según Ovidio

En Metamorfosis, bajo el título "Los marineros tirrenos", Ovidio cuenta la historia de Acetes, timonel de un barco, Dionisio y los piratas tirrenos. La cuenta poniendo el relato en boca de Acetes.

Acetes dice que su familia era muy pobre. Su padre, que había sido pescador, al morir sólo le había dejado por herencia los anzuelos con que pescaba y el  conocimiento del oficio. Pero él no quería permanecer siempre en el mismo lugar, deseaba viajar, y aprendió a guiar barcos. Una vez que viajan rumbo  a la isla de Delos, atracaron por la noche en la isla de  Quíos. Acetes bajó a la playa y durmió en la arena.  Cuando llegó la mañana indicó la ubicación de una fuente y pidió que le trajeran agua. Luego volvió al barco y llamó a sus compañeros. Uno de ellos, a la cabeza de los otros, le llevó el botín que habían encontrado en el deshabitado paisaje. Un niño de hermosura virginal que había bebido mucho vino  y estaba muerto de sueño. El niño apenas si podía seguir al que lo guiaba. Marchaba tambaleándose. Acetes eseguida se dio cuenta, por su cara, su aspecto y su ropa, de que no era un niño común. No se trataba de un mortal. Al timonel del barco tirreno le resultó enseguida evidente que en él residía una divinidad, fuera el dios que fuese, Acetes le rogó al niño que  los ayudase en su viaje. Sus compañeros le contestaron que no suplicase por ellos, confiados en sus propias fuerzas.  Acetes entonces, que tenía el mando del barco, se opuso a que secometiese un sacrilegio en el barco, pero Licabante, "el más osado" de los tripulantes, un hombre que pagaba con el destierro un terrible crimen que había cometido en toscana, lanzó un golpe de puño contra Acetes que lo alcanzó en la garganta y lo hizo perder el conocimiento, y por poco la vida, porque casi cayó al agua, porque el barco ya estaba navegando. La desleal tripulación festejó entonces la violencia de Licabante contra su jefe.

Hasta aquí el niño, que era el dios Dionisio, se había comportado pasivamente, debido quizá a su estado de ebriedad. Pero los gritos y la refriega parecieron despejarlo. Preguntó entonces a los tripulantes que habían hecho con él. Porqué lo habían embarcado. Adónde querían llevarlo. Le dijeron que no temiese. Lo llevarían adonde él quisiera. El niño entonces dijo que quería llegar a la isla de Naxos. Así se hará, le contestan. Pero cuando Acetes volvió en sí y dirigió la nave a ese lugar, sus compañeros empezaron a darle indicaciones por señas, de manera solapada, de que siguiera hacia la dirección opuesta. Acetes entonces se dio cuenta de las malas intenciones de los otros y se resistió a seguir timoneando. Que otro se hiciera cargo del timón, dijo. No estaba dispuesto a tener participación en ese abuso. Los compañeros le echaron en cara que no estuviera con ellos en el asunto. Etalión lo sustituyó en el puesto. Entonces el niño, fingiendo la ingenuidad y la desprotección de un auténtico niño mortal en esa situación, miró hacia el mar y exclamó que no estaban navegando hacia donde le habían prometido y preguntó alarmado que iban a hacer con él. Les reprochó que siendo adultos engañasen a un niño, y que siendo muchos se aprovecharan de uno solo. El niño se puso a llorar y los tripulantes se ríeron con estruendo y brutalidad de él, mientras remaban a buen ritmo. De pronto el barco increíblemente se detuvo y quedó inmóvil ,como si estuviera en un dique seco. Ellos redoblaron sus esfuerzos con los remos y desplegaron las velas, para continuar avanzando. Pero para su sorpresa rápidamente crecieron hiedras, que enredaron los remos y les impidieron hacer. Las ramas de las hiedras abrazaron también las velas, privando al barco también de su otro sistema de propulsión. Dionisio entonces, con la frente adornada por racimos de vid, agitó una lanza cubierta por tiernos sarmientos. Y a su alrededor se materializaron tigres, linces y panteras. Al ver todos esos prodigios los marineros tirrenos se arrojan al mar llenos de pánico. Y en el agua se conviertieron en delfines.

De los veinte tripulantes solo quedó en el barco y con forma humana Acetes, que observó lo ocurrido muerto de miedo. Dionisio le dijo que no tenía nada que temer y le ordenó que se hiciera cargo del timón y pusiera rumbo a "Día". Acetes, cuando desembarcaron, se convirtió al culto de Dionisio, que aún practicaba cuando relató lo antedicho.

Existen otras versiones de esta historia.

El mito según Higino

1. En la versión que cuenta Higino en "Fábulas" se indica que los tirrenos fueron llamados más tarde etruscos y practicaban la piratería.

2. Higino hace más explícito el carácter amoroso homosexual del rapto. En su versión Dionisio (1) es un muchacho, no un niño, embarca y les pide a los marinos que lo lleven a Naxos, y ellos lo quieren violar debido a su gran belleza. En los comentarios de la edición de Gredos de "Fábulas" se menciona que fue Ovidio quien primero señaló el móvil homosexual del rapto de Dionisio, aunque este móvil, al menos en la edición de Alianza de "Metamorfosis" que poseo, esté sólo sugerido, sobre todo al calificar de virginal la belleza del niño.

3. En la versión de Higino también se dice que que los tirrenos eran en total doce, incluyendo a Acetes, y se da la lista de sus nombres.

4. Y se menciona que debido a la metamorfosis de los piratas en delfines, los delfines a partir de entonces fueron llamados tirrenos, nombre que finalmente fuedado a ese mar.

El mito según Apolodoro

Según la versión que Apolodoro cuenta en "Biblioteca mitológica", Dionisio alquiló un barco trirreme (2) de piratas tirrenos para ir a Naxos. Estos se hicieron con él a la mar, pero cuando llegaron a la isla siguieron de largo rumbo a Asia, con la intención de vender a Dionisio como esclavo. En "Biblioteca mitológica" no se individualiza a ningún personaje que se hubiese opuesto al secuestro; no hay ningún Acetes. Dionisio se defendió del atropello convirtiendo las velas y los remos en serpientes, y llenando todo el barco de hiedra y ruido de flautas. Los piratas, como en las versiones anteriores, presas del pánico, se echaron al agua donde fueron convertidos en delfines.


En "Himnos homéricos", el himno VII, dedicado a Dionisio, también narra esta historia.




(1) A Dionisio, Higino lo llama "Líber Pater", tal como lo conocían los romanos, que quiere decir "El Libre", o "El Padre Libre"

(2) "Nave de guerra inventada hacia el siglo VII a. C. Desarrollado a partir del pentecóntero, era más corto que su predecesor, un barco con una vela, que contaba con tres bancos de remeros superpuestos a distinto nivel en cada flanco." Citado de la Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Trirreme


Fuentes:
Ovidio, Metamorfosis - Libro III 581
Higino, Fábulas - CXXXIV. Los tirrenos
Apolodoro, Biblioteca mitológica - Libro III, 5, 3


lunes, 20 de julio de 2015

Arión y los piratas

 "Periandro...al decir de los corintios (y con ellos coinciden los lesbios), en el curso de su vida fue testigo de un extraordinario portento: la llegada al Ténaro, a lomos de un delfín, de Arión de Metimna, que era un citaredo..."
Herodoto - Historia - Biblioteca Gredos
          

Arión era un músico de la isla de Lesbos. Era un citaredo, o sea un artista que cantaba acompañándose de la cítara. Según Herodoto, Arión era muy bueno en su arte. Un citaredo sin par entre los de su época. Formaba parte de la corte de Periandro, tirano de Corinto. En una ocasión decidió viajar a Sicilia e Italia. Sicilia entonces formaba parte de la Magna Grecia. Quería mostrar allí su talento y de ese modo aumentar su fama y ganar dinero. Viajó, recorrió distintos lugares, cantó. Y cuando consiguió suficiente dinero y regalos debido a sus actuaciones, y consideró cumplido su propósito, decidió regresar a Corinto. Como no se fiaba de nadie más que de los corintios, fletó un barco de ese origen. Pero los tripulantes que viajaban con él se conjuraron para robarle lo que había ganado con sus actuaciones y asesinarlo. Herodoto narra esta historia sin recurrir a lo sobrenatural, pero existe su versión mitológica, de la que ofrece una versión Pierre Grimal. Este cuenta que entonces Apolo se le apareció  en sueños vestido como ejecutante de cítara, y le advirtió del peligro que lo acechaba, prometiéndole su ayuda. Ya en alta mar, tal como habían planeado, los marinos quisieron tirarlo por la borda para quedarse con su dinero. Arión ofreció regalarles todas sus riquezas a condición de que lo dejaran con vida. Pero los marineros no aceptaron. Le propusieron que se suicidara, para que ellos lo llevaran a tierra y fuera sepultado, de lo contrario lo arrojarían al mar. Entonces Arión pidió como último deseo que le dejaran cantar una canción. Cuando la terminase se suicidaría. Ese pedido le fue concedido. A los tripulantes del barco los deleitó la perspectiva de escuchar al mejor citaredo de su época. Arión se vistió con su mejor ropa, fue al puente del barco y cantó un himno litúrgico consagrado a Apolo. Y al terminar el himno se arrojó al mar, tal como estaba vestido. Cuenta Grimal que al escuchar el sonido de su voz  acudieron los delfines, que son los animales favoritos de Apolo (según la versión que da Herodoto, sólo un delfín). Uno de ellos se dejó montar por él, y lo llevó en su lomo hasta el cabo Ténaro.Ya en tierra, Arión realizó un sacrificio en honor de Apolo y regresó a Corinto, donde contó su peripecia al tirano Periandro. Este, según Herodoto, no le creyó y lo mantuvo bajo vigilancia sin permitirle ausentarse hasta que la nave, que Arión había contratado, llegó al puerto. Periandro los mandó llamar y le preguntó a los marinos por Arión. ¿Dónde estaba? ¿Qué le había pasado? Le dijeron que estaba muy bien, en Italia. Lo habían dejado en Tarento. Entonces  acudió a la estancia donde se hallaba reunidos Periandro y los marineros, Arión. Fue vestido con las mismas prendas con que se había lanzado del barco. Así los marineros no pudieron negar su culpabilidad. Según cuenta Pierre Grimal los marinos fueron condenados a muerte, siendo crucificados, aunque según otra versión fueron empalados.

Fuentes:
Herodoto - Historia, I 23, 24
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana



sábado, 18 de julio de 2015

El secreto de Midas y la indiscreción de su peluquero

Midas fue un rey de Frigia. Un personaje que se hizo famoso por una desgracia que le sucedió por propia responsabilidad, originada por un pedido al dios Dionisio, y que consistía en convertir todolo que tocase en oro. Pero esa historia más conocida de Midas no se aborda aquí. Hay otra desventura en su vida que en esta sección importa.

Una vez, errando por los bosques, Midas se encontró en el monte Tmolo, de Frigia, cuando se desarrollaba la famosa competencia musical entre el dios Apolo y el sátiro Marsias (o Pan), y que terminó tan cruelmente para Marsias, que hasta puede ensombrecer la imagen del dios.


Tmolo, dios del monte del mismo nombre, era el juez de la competencia y decidió otorgar la victoria
a Apolo. Todos estuvieron de acuerdo salvo Midas, que opinó que la decisión del juez había sido injusta, o que debería haber ganado Marsias, porque la música del sátiro lo había conmovido. A Apolo ese comentario lo irritó y le dijo a Midas:

"Cual tuviste el corazón a la hora de juzgar, tales tendrás también las orejas." (1)

Y le hizo crecer orejas de burro. Orejas largas, cubiertas de pelo, que Midas podía mover a voluntad . A partir de ese momento Midas ocultó esas orejas. Llevaba siempre puesto un gorro en la cabeza para taparlas. Durante años consiguió su propósito y nadie sospechó. Pero llegó un día en que su peluquero (barbero) no logró guardar el secreto. Midas lo había amenazado con la muerte si lo llegaba a revelar. El peluquero, hablador como es característico de su oficio, no podía callar totalmente eso que sabía de Midas sólo él. No podía callar que el rey, al que sus súbditos respetaban y se sometían, tenía semejantes orejas. Entonces, una vez que el deseo de expresarlo en palabras fue incontenible, hizo un pozo en la tierra y cuando estuvo completamente seguro de que nadie había en los alrededores que lo pudiera escuchar, le dijo a la tierra en voz muy baja:

"El rey Midas tiene orejas de burro."

A continuación, para eliminar cualquier riesgo, por minúsculo e improbable que fuese, tapó el pozo y se fue mucho más aliviado, creyendo que nadie podría contar lo que había dicho. Pero las cañas que crecían o crecieron por ese lugar pronto divulgaron el vergonzoso secreto del rey. Que se esparció por la comarca con el viento. Así, según la versión que da Graves de la historia, Midas al saberse traicionado, condenó a muerte al peluquero y se quitó la vida bebiendo sangre de toro, que por aquella época se consideraba un poderoso veneno.

Por supuesto que Apolo al colocarle a Midas orejas de burro está diciendo que no sabe escuchar, que Midas es un burro para la música. Este mito, por otra parte, está saturado de elementos vinculados con el sonido y la audición. El deseo del peluquero de contar el secreto, contarlo a un agujero en la tierra, para que el sonido no se amplifique, sino todo lo contrario. Las cañas, cuyo sonido, cuando son agitadas por el viento, puede asociarse a un coro de voces. Lo que es pertinente para una historia que un desenlace o una consecuencia de una competencia musical.



Fuentes:
Higino: Fábulas (Editorial Gredos) (1)
Pierre Grimal, Diccionario de mitología griega y romana
Robert Graves: Los mitos griegos
Robin Hard: El gran libro de la mitología griega
Ovidio: Metamorfosis




domingo, 12 de julio de 2015

Apolo y la decrepitud de la sibila; la venganza de un dios desairado

En "Metamofrosis", Ovidio cuenta que en Cumas, Eneas entra en la cueva de la sibila y le pide que le permita llegar al Averno para visitar el espectro de su padre.

La sibila era una mujer que en estado de trance pronunciaba profecías inspiradas por un dios. Era una pitonisa que dictaba oráculos a los peticionantes. Cumas era una localidad próxima al Golfo de Nápoles; actualmente es un sitio arqueológico.

Cuando después de cumplida la visita, la sibilia guió a Eneas fuera del Averno, este le agradeció el servicio prestado. Le dijo que no sabía si ella era una diosa o una favorecida por los dioses, sin embargo para él siempre sería una divinidad, y cuando saliese al mundo de los mortales fundaría un templo y le ofrecería los honores del incienso.

Entonces la Sibila, con un tono seguramente de amargura y desconsuelo, le contó su historia. Le dijo que ella no era una diosa ni tampoco merecía los honores del incienso. Era sólo una mujer que en un tiempo había sido hermosa. Tanto que Apolo al verla se había enamorado de ella. Para tratar de seducirla y ganar sus favores, el dios le pidió que ella le dijera qué deseaba, que él se lo concedería. Entonces la sibila tomó un puñado de tierra del suelo y le pidió que le diera una vida que durara tantos años como granos de polvo tenía en su mano. Después de decir esto la sibila se dio cuenta que no había pedido también juventud eterna, y como no consintió en acostarse con el dios, sin retirarle el don que ya le había otorgado, el desairado dios no le otorgó adicionalmente aquello que ella no había pedido y que entraba así en una gracia que podía otorgarle discrecionalmente. Así ella fue enveneciendo más allá de lo normal y lo razonable debido al regalo del dios, un verdadero presente griego. Haciéndose cada vez más pequeña y menuda. Cuando Eneas se cruzó con ella en Cumas, la sibila, según Ovidio, ya tenía siete siglos de edad y le dijo a Eneas que aún le quedaban trescientos años por vivir, porque ese era el número de granos de polvo del puñado de tierra que había recogido. Le dijo a Eneas que si seguía viviendo todo ese tiempo que aún le quedaba ya no parecería alguien de quien un dios una vez se había enamorado, aunque sin duda en este punto Ovidio no es del todo fidedigno, porque la belleza debería haberse ya retirado de su cuerpo hace mucho tiempo trás setecientos cumpleaños.


Cuenta Petronio en su Satiricón, por boca del personaje Trimalción, que la sibila continuó achicándose hasta que finalmente la colocaron dentro de una botella, que colgaron en Cumas. Los niños jugaban con ella y cuando le preguntaban cuál era su deseo, como una vez le había preguntado Apolo, a diferencia de la respuesta que había dado entonces ahora la sibila decía:
"Quiero morir."


Fuentes:
Ovidio: Metamorfosis
Robin Hard: El gran libro de la mitología griega
Petronio: Satiricón






sábado, 11 de julio de 2015

Casandra, la profetisa veraz a la que nadie creía



Casandra era una de las hijas de Príamo, rey de Troya, y de su esposa Hécuba. Era hermana de Héctor y de Paris, entre otros, y melliza de Heleno. Como Heleno tenía el don de la profecía.

Según Servio (Comentarios a la Enéida), Higino (Fábulas), Apolodoro (Biblioteca Mitológica) Casandra recibió el don profético del dios Apolo. Una vez se quedó dormida en el templo de Apolo Timbreo, y al verla el dios se enamoró de ella. Entonces convinieron en que a cambio de transferirle la capacidad de vaticinar acontecimientos, ella se acostaría con él. Pero una vez que Casandra obtuvo lo que quería se negó a cumplir su parte del acuerdo. El dios le rogó que le diera un beso, y cuando ella se lo iba a dar, él le escupió en la boca. Así, en lugar de retirarle lo que ya le había dado, le sustrajo la capacidad de convencer de lo que ella pre-veía. De algún modo al escupirle en la boca había maldecido el órgano por el que debía dar a conocer las profecías y conseguir que le creyeran. 

Existe otra versión sobre el origen de la capacidad profética de Casandra. Según Antíclides, cuando se celebraba su fiesta de cumpleaños y la de Heleno, los mellizos se cansaron de jugar y se durmieron en el templo de Apolo, donde permanecieron toda la noche porque sus padres los olvidaron. Cuando Hécuba los fue a buscar al día siguiente, encontró a unas serpientes lamiéndoles los oídos. Gritó horrorizada y las serpientes escaparon. Esas lamidas de los ofidios serían, según esta versión, el origen de sus poderes proféticos.

Pierre Grimal distingue dos tipos de profetas. Los "inspirados", o sea aquellos que son poseídos por un dios, y en el delirio que esa posesión les acarrea dictan sus profecías. Y aquellos que aprenden lo que va a ser a partir de la interpretación de signos externos, como la forma de las entrañas de los animales, el vuelo de los pájaros, etc. Casandra habría sido una profetisa de la primera clase. O sea una profetisa "inspirada". Heleno, en cambio, se apoyaba en la interpretación de ciertos signos para profetizar.

Siguiendo a Esquilo en su obra "Agamenón", según Robert Graves, Casandra fue encerrada en un edificio piramidal por órdenes de su padre, para evitar el escándalo que provocaban sus profecías, que sin embargo su guardiana debían informar al rey en detalle.

La maldición de Apolo convirtió a Casandra en un personaje trágico. Un faro que avisa de los peligros con potente haz y exactitud, pero que sin embargo es fatalmente desatendido.


Profecías de Casandra

1. A la llegada de Paris a Troya (al nacer Paris había sido abandonado por orden de su padre en un lugar descampado) predijo que el muchacho traería la ruina de la ciudad. Según Grimal, Casandra estaba a punto de conseguir que fuera lápidado cuando reconoció que se trataba de un hijo de Príamo, lo que le salvó la vida. Esta habría sido la única profecía de Casandra  que logró convencer.

2. Reiteró la advertencia cuando Paris llevó a Helena a Troya, lejos de su marido. Casandra dijo que la acción de su hermano perdería la ciudad. No la escucharon. No le creyeron.

3. Fue la primera persona en saber que Príamo, después de su conversación con Aquiles, regresaba a Troya con el cadáver de su hijo Héctor, hermano de Casandra.

4. Se opuso a que los troyanos arrastrasen el enorme caballo de madera que los griegos habían dejado en la playa y lo llevaran adentro de los muros de la ciudad. Dijo que estaba lleno guerreros armados. Tampoco su aviso de peligro tuvo efecto.

 5. Hay otras profecías de Casandra. Vaticinios sobre el destino de las mujeres troyanas que fueron hechas prisioneras después de la toma de la ciudad. Profecías referidas a su primo Eneas; su huída y la fundación de una nueva nación en Roma. (Pierre Grimal). Profetiza la muerte de Agamenón (Enciclopedia Británica, Encarta 2008) y la suya propia a manos de Egisto y Clitemnestra. El destino de Hécuba, su madre. Los diez años de vagabundeos de Odiseo antes de poder alcanzar su patria. El asesinato de Egisto y Clitemnestra por parte de Orestes y Electra. (artículo en inglés sobre Casandra de la Wikipedia). (1)


Durante el saqueo de Troya, Casandra se refugió en el templo de Atenea. En la Grecia antigua existía la obligación de respetar la inmunidad de quien llegaba a ese lugar. Pero Áyax, hijo de Oileo, la persiguió hasta allí y la retiró de ese lugar por la fuerza. La arrancó de la estatua, que se tambaleó ante el forcejeo. En ese momento Casandra miró al cielo. Los griegos quisieron lapidar a Áyax por ese sacrilegio, pero este escapó y se refugió en el propio templo que había mancillado. El sacrilegio de Áyax tendría malas consecuencias para el regreso de los griegos a sus hogares.

En el reparto del botín de guerra Casandra fue apropiada por Agamenón, jefe de los griegos, que se enamoró apasionadamente de ella y la llevó con él a Micenas. Así, en el viaje, la hija de Príamo, que se había mantenido virgen hasta entonces, fue madre de mellizos.

A la llegada al palacio del jefe de los griegos (de los aqueos), Clitemnestra, esposa de Agamenón, y Egisto, amante de esta, asesinaron Agamenón. Según escribe Robert Graves, Casandra se quedó afuera del palacio sumida en un delirio profético. Se negó a entrar gritando que olía a sangre y previendo una gran desgracia. Clitemnestra, luego de asesinar a su marido, mató a Casandra y Egisto asesinó a los mellizos.

Casandra a veces es llamada Alexandra.

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(1) Consigno las fuentes para este heterogéneo grupo de profecías porque salvo Grimal, el resto de las fuentes o no son libros dedicados específicamente a la mitología, como ser las enciclopedias, o se tratan de artículos de la web.



Fuentes:
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana
Robert Graves: Los mitos griegos
Apolodoro: Biblioteca mitológica - Edición de Alianza Editorial
Enciclopedia Británica 2013
Encarta 2008
Wikipedia: Cassandra - https://en.wikipedia.org/wiki/Cassandra