Apolonio de Tiana fue un griego que nació en la ciudad de Tiana, en Capadocia, actual Turquía, se cree que entre los años 3 y 4 después de Cristo y habría muerto en el año 97 (hay disenso respecto de estas fechas). Fue un seguidor de las creencias de Pitágoras. Se lo presenta como hombre religioso, filósofo, practicante de hábitos ascéticos (vegetarianismo, abstinencia sexual), autor de libros, gran viajero (llegó a la India) y mago. A pesar de tratarse de un personaje histórico, respecto de esta última faceta de su personalidad se le adjudican toda una cantidad y variedad de milagros o hechos sobrenaturales. Tuvo seguidores y fue adorado.
Filóstrato escribió un libro llamado "Vida de Apolonio de Tiana", tomando como base trabajos de otros autores y tradiciones orales, pero en especial los escritos de un discípulo y compañero "inseparable" de Apolonio: el asirio Damis, de la ciudad de Nínive, actual Irak, aunque no hay acuerdo sobre la existencia de éste. Si bien Apolonio de Tiana no es un personaje de la mitología griega y romana, aquí quiero anotar algunas de los relatos que pueden encontrarse en Vida de Apolonio, que me parecen interesantes. No son tanto reveladores de quién fue Apolonio sino curiosos, de interés narrativo, y en algunos casos reveladores de una época dominada por la cultura greco romana, previa a, más que decir la hegemoníadiría el yugo cristiano.
Esta entrada del blog la escribo siguiendo "Vida de Apolonio de Tiana" de Filóstrato, de la Biblioteca Clásica Gredos,én la traducción, y con los comentarios y las notas de Alberto Bernabé Pajares.
Vida de Heráclito. Hay una nota de Bernabé Pajares que no tiene que ver con Apolonio, pero es interesante, y hasta graciosa. Dice que de Heráclito, filósofo griego de entre los siglos VI y V a C., a falta de información sobre su vida, en el pasado se construyó una biografía montada sobre las frases que de él nos llegaron. Así, como en uno de sus fragmentos se dice que "es muerte para las almas convertirse en agua", lo que el comentarista interpreta tomando en cuenta que Heráclito consideraba el alma de naturaleza ígnea, se dedujo que sufría de hidropesía; enfermedad consistente en la retención de líquido en los tejidos. Diógenes Laercio, historiador griego de la filosofía clásica nacido en el siglo III d C., escribió que Heráclito le preguntaba a los médicos "si podían convertir en sequedad la lluvia", pero al utilizar en sus consultas médicas un lenguaje oscuro, afín con su estilo literario o su pensamiento filosófico, o propio de la filosofía (esto lo agrego yo) no pudo hacerse entender y terminó murió de esa enfermedad (Páginas 72-73).
Estatuas sagradas. Se cuenta que Apolonio llegó a un pueblo que padecía una gran hambruna, porque los alimentos los habían acaparado unos pocos. La gente se hallaba en un estado de desesperación y de rebeldía contra el gobernador. Habían encedido un fuego para él, que se encontraba refugiado junto a las estatuas del emperador. En aquella época las estatuas del emperador eran más respetadas y temidas que las estatuas de Zeus en Olimpia porque Tiberio (emperador del 14 al 37 de nuestra era) había sido declarado un ser divino, y hacer cualquier daño u ofensa a sus representaciones era por lo tanto considerado un sacrilegio. Se cuenta que una vez un hombre había golpeado a un esclavo y se consideró ese hecho sacrilegio porque su víctima llevaba encima un dracma de plata con la efigie del emperador gravada (Página 81).
Lenguaje de los animales. Filóstrato escribe que Apolonio consiguió el conocimiento del lenguaje de los animales mientras atravesaba territorios poblados por árabes. Los árabes tienen ese conocimiento y esa es la razón de que entiendan los vaticinios de los pájaros, que son sus oráculos. El procedimiento árabe para lograr entender los dichos de los animales consiste en comer el corazón o, según otros, el hígado de las serpientes (Página 90).
Profecía de la leona preñada muerta y sus ocho fetos. En su viaje a Babilonia, Apolonio de Tiana y su fiel compañero Damis encontraron una leona muerta por cazadores. Era un animal grande. Los cazadores y la gente de la aldea estaba muy exaltada. Filóstrato cuenta que las leonas a lo largo de su vida paren tres cachorros, luego dos y en la última parición sólo uno. Pero al abrir la leona esa que habían encontrado habían descubierto que estaba preñada de ocho crías. Ante este hecho extraordinario Apolonio predijo que él y su amigo permanecerían en Babilonia, junto a su rey, un año y ocho meses; contando a la leona como año y a las crías como meses. Damis le recordó entonces que Homero en la Ilíada narra que el adivino Calcante, al ver que un dragón devora a ocho gorriones y a su madre, vaticina que la guerra de Troya durará nueve años, contando tanto a la madre como a sus hijos de igual manera. Pero Apolonio le explicó a Damis que las crías de la leona eran no natas y no estaban totalmente formadas. Entonces: ¿cómo podría haberlas computado en un pie de igualdad con la madre? (Páginas 93-94).
La deportación de los eretrios. Filóstrato cuenta que cerca de Babilonia, en Cisia (Golfo Pérsico) había unos eretrios nativos de Eubea, que es una isla griega del mar Egeo. Los habían capturado los persas en represalia por la ayuda que en su momento le habían prestado a los habitantes de Mileto, durante una revuelta anti persa. Cuando los persas los atacaron, los eretrios pidieron ayuda a la cercana Atenas, pero nunca llegó. Los llevaron por la fuerza a Cisia como mano de obra esclava. Los eretrios deportados eran mayoritariamente hombres, no todos combatientes, aunque también había algunas mujeres y niños. No todos los eretrios de Eubea fueron tomados prisioneros, la mayor parte escapó. Cisia, según Filóstrato, no tenía ciudades. Había allí aldeas y una tribu nómade. La gente tenía corta vida porque el agua estaba contaminada con asfalto, que se iba depositando en distintos lugares de sus entrañas hasta matarla. Los eretrios habitaron en una aldea a la que habían rodeado con un "foso del río", según ellos contruido por ellos mismos para protegerse de los bárbaros. La tierra no era cultivable, debido al asfalto, salvo una colina donde los eretrios tenían sus sembrados. Como había allí una cantera y entre los eretrios había gente que sabía labrar la piedra, construyeron un templo al estilo griego y una plaza para el mercado, y altares a Darío, Jerjes, y probablemente a Artajerjes II, reyes persas. Los bárbaros vecinos a la colina donde sembraban, al comienzo del verano saqueaban lo plantado, de modo que los eretrios, que habían realizado el trabajo, luego pasaban hambre. De acuerdo con Filóstrato, Apolonio estuvo allí mucho después de la deportación y entre otras cosas visitó su cementerio. Sus antiguos sepulcros tenían incripciones de nombres en griego, aunque con letras como nunca antes habían visto. Había también dibujos de naves gravadas en las tumbas si en Eubea el difunto había llevado una vida marinera. Entre las incripciones de las lápidas encontró esta:
"Nosotros, que antaño navegamos sobre el oleaje de profunda corriente del Egeo,
yacemos en el centro de la llanura de Egbátana
Salud, patria antaño afamada de Eretria, salud, Atenas,
vecina de Eubea, salud, mar querida." (1) (Páginas 94-99).
Imitación del cielo. Durante el viaje y la estancia de Apolonio en Babilonia, Filóstrato cuenta que encontró una habitación en cuyo techo se había realizado una imitación del cielo utilizando para eso lapislázuli, la piedra más azul que existe, y con un color muy parecido al del cielo. Bernabé Pajares menciona que Pierre Grimal señala que el edificio descripto por Filóstrato era muy conocido por los persas y que había sido imitado por el emperador Nerón en la construcción de su Domus Aurea. La sala que correspondía a la cúpula de ese grandioso palacio pretendía imitar, o tal vez mejor representar, al universo. El emperador se ubicaba en el centro de esa sala (Página 101).
Babilonia.
La deportación de los eretrios. Filóstrato cuenta que cerca de Babilonia, en Cisia (Golfo Pérsico) había unos eretrios nativos de Eubea, que es una isla griega del mar Egeo. Los habían capturado los persas en represalia por la ayuda que en su momento le habían prestado a los habitantes de Mileto, durante una revuelta anti persa. Cuando los persas los atacaron, los eretrios pidieron ayuda a la cercana Atenas, pero nunca llegó. Los llevaron por la fuerza a Cisia como mano de obra esclava. Los eretrios deportados eran mayoritariamente hombres, no todos combatientes, aunque también había algunas mujeres y niños. No todos los eretrios de Eubea fueron tomados prisioneros, la mayor parte escapó. Cisia, según Filóstrato, no tenía ciudades. Había allí aldeas y una tribu nómade. La gente tenía corta vida porque el agua estaba contaminada con asfalto, que se iba depositando en distintos lugares de sus entrañas hasta matarla. Los eretrios habitaron en una aldea a la que habían rodeado con un "foso del río", según ellos contruido por ellos mismos para protegerse de los bárbaros. La tierra no era cultivable, debido al asfalto, salvo una colina donde los eretrios tenían sus sembrados. Como había allí una cantera y entre los eretrios había gente que sabía labrar la piedra, construyeron un templo al estilo griego y una plaza para el mercado, y altares a Darío, Jerjes, y probablemente a Artajerjes II, reyes persas. Los bárbaros vecinos a la colina donde sembraban, al comienzo del verano saqueaban lo plantado, de modo que los eretrios, que habían realizado el trabajo, luego pasaban hambre. De acuerdo con Filóstrato, Apolonio estuvo allí mucho después de la deportación y entre otras cosas visitó su cementerio. Sus antiguos sepulcros tenían incripciones de nombres en griego, aunque con letras como nunca antes habían visto. Había también dibujos de naves gravadas en las tumbas si en Eubea el difunto había llevado una vida marinera. Entre las incripciones de las lápidas encontró esta:
"Nosotros, que antaño navegamos sobre el oleaje de profunda corriente del Egeo,
yacemos en el centro de la llanura de Egbátana
Salud, patria antaño afamada de Eretria, salud, Atenas,
vecina de Eubea, salud, mar querida." (1) (Páginas 94-99).
Imitación del cielo. Durante el viaje y la estancia de Apolonio en Babilonia, Filóstrato cuenta que encontró una habitación en cuyo techo se había realizado una imitación del cielo utilizando para eso lapislázuli, la piedra más azul que existe, y con un color muy parecido al del cielo. Bernabé Pajares menciona que Pierre Grimal señala que el edificio descripto por Filóstrato era muy conocido por los persas y que había sido imitado por el emperador Nerón en la construcción de su Domus Aurea. La sala que correspondía a la cúpula de ese grandioso palacio pretendía imitar, o tal vez mejor representar, al universo. El emperador se ubicaba en el centro de esa sala (Página 101).
Babilonia.
- Cuando se llegaba a las grandes puertas de la ciudad, había un representante del rey que mostraba una imagen de oro. Si el recién llegado no se prosternaba ante ella (arrodillarse, venerarla) no podía ingresar. Este mandato no regía para personajes muy poderosos, como el representante del empeador de Roma (Página 102 ).
- La ciudad estaba protegida por una muralla y dividida por el río Eufrates. Un túnel secreto pasaba debajo del río y unía a sendos palacios reales de cad orilla. Se decía que la reina Medea había hecho construir el túnel. Para eso habían debido desviar transitoriamente el río, habían excavado la tierra de las orillas, techando la obra a la altura del lecho del río, y había restablecido el curso del Eufrates (Página 100).
- Babilonia tenían parques con fieras para cazar. Allí había leones, osos, panteras. Bernabé Pajares apunta que la palabra con que se designaba a estos parques significaba en su idioma "lugar rodeado de un muro" (con lo que cabe suponer, agrego yo, que los parques también lo estaban). Dice también que de ella deriva nuestra palabra "paraiso" (Página 115).
- Repetiré que cuenta Filóstrato que en Babilonia Apolonio y Damis encontraron una habitación en cuyo techo, construído en forma de cúpula se había realizado una imitación del cielo usando para eso lapizázuli (Página 101).
Los elefantes en la guerra. En el camino hacia la India, Apolonio y sus compañeros se cruzan con un rebaño de elefantes, lo que motiva comentarios sobre esos animales. Dicen que se utilizan en la guerra. Que se les montan torres que pueden cargar de diez a quince hombres a la vez. Que los soldados disparan desde esas torres sus flechas y sus jabalinas como "desde las puertas de una ciudad", lo que probablemente significa como apostados en alguna muralla, y que el mismo elefante con su trompa, que maneja como una mano, dispara proyectiles (Página 134).
Fuentes:
"Vida de Apolonio de Tiana", Filóstrato. Biblioteca Clásica Gredos (1).
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